Wednesday, October 24, 2007

SAMSARA

Despues de haber escrito un libro de poesias, varios amigos me han incentivado a que escribiera una novela. Al principio me parecio una locura, pero despues de jugar con la idea durante algun tiempo, empece a plasmar en letras algunos susurros del corazon. Asi nacio 'Samsara sobre el rio Tamesis'. Se trata de reencuentros de almas quienes, testarudamente, vuelven a vivir historias de amor en todos los tiempos...
'Samsara' se ubica en dos epocas: finales del 1800 y en nuestra epoca moderna. Aqui les adelanto uno de sus capitulos, que se ubica en Londres en aquella epoca remota. Espero que lo disfruten y me hagan llegar vuestros comentarios =)

CAPÍTULO SEIS

“Lo que ha sido es lo que será... y no hay nada nuevo bajo el sol. ¿Hay algo de lo que pueda decirse: Esto es nuevo? Siempre se trata de algo ya viejo, de otros tiempos, algo que fue antes que nosotros…”.

Eclesiastés (v. 9,11)

Al mirar a través de la ventana, Thanos y Maeve pudieron ver al judío Isaac, ocupado en su tarea de devorar las aceitunas que guardaba en el bolsillo derecho de su chaleco gris. Las tomaba entre sus dedos sucios, observándolas con mucha atención, para ubicarlas luego entre los pocos dientes que le quedaban, masticándolas muy despacio y lanzando los carozos al piso.

Su tienda de ropas usadas era enorme.

Cuando atravesaron la puerta de entrada, se miraron en tono confundido, entre montañas de sombreros, florestas encantadas de paraguas, avenidas de vestidos de todos los colores, galerías de sacos, entreveros de mantas y un caos de mantillas.

¿De donde venía toda esa mercadería? Pues el judío Isaac recorría los barrios de la ciudad con una carretilla, gritando a viva voz: ‘Ho, ropa… Ho, ropa…’

De tanto en tanto, las cortinas de alguna ventana se corrían sigilosamente, y un silbido cauteloso le hacía saber, que debía llegar más cerca. Los vecinos no podían enterarse de tales changas.

Después del largo itinerario, se dirigía a su comercio en Petticoat Lane, descargando lo que había negociado, para ser seleccionado más tarde por sus empleados. Éstos eran dos niños que tenían como pago la ‘bondad’ del judío que les permitía dormir entre la ropa juntada durante el día.

-“Buenas dardes”, los saludó a su entrada. “Judío Isaac vende bonito e bor boco brecio... ¿Brecisa qué? ”

Thanos y Maeve habían decidido casarse en el mes de junio, en pleno solsticio de verano. Se quedarían viviendo en la pieza de la madre de Maeve, que estaba feliz con la decisión que habían tomado. Ya se encontraba cansada y muy enferma para seguir luchando contra las vicisitudes que la vida le ofrecía. Vivía atemorizada al pensar qué seria de sus hijos si le llegara a suceder lo peor. Sus temores eran mayores cuando veía a su pequeña hija convertida en una mujer tan atractiva, causando la mirada voraz de los hombres, así que veía su casamiento como una solución a todos esos problemas.

Al entrar en la tienda, Maeve sintió un escalofrío recorriendo su espalda. No sabía decir si se debía a la humedad del lugar, o a la mezcla de olores provenientes de los paños añejos con sudores secos por el tiempo, o por la manera en que el judío Isaac recorrió su cuerpo entero, saboreando virtualmente su piel aterciopelada con sabor a olivos.

Intuitivamente, se acercó a Thanos apretándose contra su brazo izquierdo, bajando la mirada y observando los carozos de aceitunas, anquilosados contra el piso.

A pesar de la vieja costumbre en la cual el futuro marido no podía ver el traje de la novia antes del casamiento, agradecía al cielo haber aceptado la oferta de Thanos de ir juntos a Petticoat Lane (Petticoat: pequeña camisola, en inglés).

Fue el mismo Thanos quien respondió: -“Buscamos un traje de novia.”

La sonrisa astuta del judío Isaac los dejó desconcertados al principio, pero pronto la olvidaron, al verse sorprendidos por la cantidad de encajes y satenes blancos que caían en montañas, frente a ellos.

Tironeando de aquí y de allá, encontraron lo que buscaban. Sobre el vestido de satén, el encaje caía sobre la falda terminada en ambos lados por sendas moñas blancas. El corsé lucia impávido en tres caídas sobre el mismo material del vestido, a media alza; el velo fue tironeado por el judío Isaac desde una montaña blanca, velo filet de soie

Para Maeve era como estar viviendo un cuento de princesas.

Thanos arregló un precio justo por el vestido, y a pesar de la insistencia de ambos, el judío Isaac les dijo que él mismo entregaría el vestido en la pieza de Maeve al otro día por la tarde. Lo llevaría en la carreta, así ellos no tendrían que cargar con tanto peso.

Maeve aceptó a regañadientes.

Desde el primer momento rechazó al judío Isaac con toda su alma. Su apariencia era detestable, piel blancuzca rodeando su cuerpo redondo y deforme; su pierna derecha más corta lo obligaba a balancear la pierna izquierda, en una suerte de baile sin gracia alguna. Pero lo que más le asustaba era su mirada.

Era una mirada socarrona. Sus ojos pequeños bailaban en sintonía con el alma negra que habitaba su cuerpo, burlándose constantemente de la suerte de los demás, y desnudándola por completo.

Acordaron el precio, Thanos pagó la mitad prometiendo la otra parte en el momento de la entrega del vestido y salieron del depósito sin prestar atención en la mirada intencionalmente maligna del judío Isaac, quien secaba sus labios finos con el puño inmundo de su camisa, mientras sus dedos atrapaban un nueva aceituna en su bolsillo.

Se fueron tomados de la mano, sin sospechar que el destino de sus almas cambiaría eternamente.

Maeve tuvo una pesadilla esa noche. Se veía toda vestida de blanco, perdida entre las tinieblas. Iba corriendo por las calles, cuando sorpresivamente, una mano surgía desde una alcantarilla, agarrándola fuertemente del pie derecho. De pronto, se vio rodeada por agua sucia, que brotaba con fuerza desde el piso. Sin poder soltarse de la garra que la sostenía, pudo ver la figura de Thanos, que se alejaba sin percibir lo que estaba sucediendo a sus espaldas. Quiso gritarle con todas sus fuerzas, dándose cuenta, para su horror, que ningún sonido salía de su boca.

Se despertó sudorosa, y con falta de aire, agradeciendo a los cielos que hubiera sido tan solo un mal sueño que quedaría atrás en cuanto comenzara su labor diaria.

Como todas las mañanas, se dirigió al patio de atrás con dos baldes, recogió agua del pozo, subió las escaleras angostas al segundo piso donde estaba la pieza que habitaba con su familia, y se dispuso a poner en orden sus pocas pertenencias.

Archie, para su sorpresa, continuaba durmiendo, lo que facilitaba su tarea. La noche anterior le había prometido a su madre que arreglaría el desorden que habían dejado su hermano y Thanos con sus fantasías de soldados en piedras. Fue recogiéndolas del piso una a una, y al incorporarse vio en el reflejo de la ventana, el mensaje de Thanos escrito sobre el vidrio empañado, la noche anterior:

‘Te amo con toda mi alma, ahora y para siempre.’

Sunday, October 21, 2007


En un breve desnudarse de la carne, me vi mujer, desafiando nuevamente, al ancho mar. Vanidad desenfrenada y con el mundo en mis entrañas, sentí, por vez primera, tu ausencia marcada en mi soledad. Sola con el mar, despojada de todo afecto, permití que el viento se deslizara sobre mis dunas de terciopelo, lentamente.

Tembló mi ser por entero, sintiendo tu aroma a hombre salado, escultor de mi cuerpo en tus redes eternas, al echar raíces que hicieron crecer mis ilusiones y mi vientre, único huésped de mi vida vacía…

El mar, siempre el mar… Misterio en azul que cautivó nuestras vidas. Alfa y omega… Principio y fin… Dualidad de mareas confusas, invadiendo nuestros límites.

A cara vista, invasión abrasadora de ondas seductoras; a cara oculta, sentimientos que se aferran a cada grano de arena que arrastran sin cesar, desgastando nuestros lechos y profundizando nuestras distancias.

Siempre supe que eras tú, el dueño de mis sueños prohibidos… Mi corazón herido abofeteó tus olas esa primera noche que nos vimos, traspasando la luna mi cuerpo, en las esquinas más oscuras de mis sueños; y reflejando sus rayos, en surcos profundos, conchillas de mar, deleitándose en su propia espuma…

Almas gemelas

Barriendo sombras,

mi espíritu traslada su cuna en el tiempo;

guerrero incansable de agonizantes batallas.

Sufrido, raído, bizarro sagrario

de exuberantes relatos.

Secretos del Universo,

escritos sobre pétalos guardados en capullos cerrados,

protegidos por su propio aroma.

Perfumes que permanecen en pliegues perlados;

perfumes que deleitan caminos sin fin;

continuo devenir de senderos guías,

o de atajos distantes en sueños de nácar.

Dura corteza de misterios que duermen

en letargos profundos,

reflejos grisáceos de cambios constantes

en vainas de su propia historia.

-¿Yo, donde estoy?

-¿Tú, donde estás?

Delirios de ausencias,

marcadas a fuego;

dos almas gemelas que curan heridas

sanando sus ansias,

buscando su encuentro

en obstinada presencia.

Luna tras luna

mi espíritu continúa su búsqueda insaciable.

Vago, discreto,

pícaro, andariego, inhumano y feroz;

liberal y sincero,

conmutando cuerpos sin nexo,

andrajos de vidas perdidas;

identidades diversas,

materia deslucida que busca purgar

errores eternos,

estigmas cansados de viajes perdidos

en el dolor…

Dolor lacerante de partidas constantes

que buscan tan solo

acogimientos de Amor…

Vuelan mariposas

vuelan mariposas
rodeando mis sueños sin vida...
esperanzas en crisálidas cansadas
que se quiebran
sin medida
para dar paso a aleteos mágicos,
prismáticos,
saliendo de su cuna para
despertar en misterios dormidos...

vuelan mariposas
rodeando horizontes en llamas
arco iris en cielos perdidos,
en imponentes espacios
que van aturdiendo mi mente
trayendo utopías
a mis bosques,
mis playas, mis rocas
y mis zanjas.

vuelan mariposas
en mis deseos más íntimos
que te sueñan dormido
y me traen palabras
que han silenciado tu almohada,
junto a un único beso
que hoy sienten mis labios,
más que nunca,
y que me deja callada.

despierto,
sobresaltada,
y la veo brillante frente a mi ventana,
su calor invadiendo mi cuerpo
y mis entrañas.
¿Una estrella gitana?-me pregunto,
y ya la tengo conmigo,
en mi cama...
allí se queda,
dormida,
atraída por mis sueños
que se juntan a los tuyos
en una suerte de paradigma infernal
entremezclado con lagos,
montañas,
fuegos
y mares,
y corremos descalzos
praderas de esmeralda,
y volamos muy alto
cielos de agua marina,
y bailamos en nubes perladas
escuchando el eco
de nuestras musas perdidas
en tinieblas encantadas.

despierto,
la tomo entre mis manos
y la beso, suavemente,
para mandarla
debajo de tu almohada
para regalarte mis sueños
y compartir contigo
mis esperanzas vacías
que se han quedado sin dueño.
ilusiones truncadas...

mis mariposas vuelven
a sus crisálidas solitarias
mis estrellas se apagan
callando, para siempre,
sus musas,
su canto nocturno.

despierto,
decepcionada
ante quimeras inalcanzables,
para encontrarme
frente a mi espejo-reflejo:
¡esa soy yo!
con mis raíces feroces,
antepasados guerreros,
luchadores incansables
de suelos regados
por pasiones en lanzas,
almas atravesadas
por dolores ajenos
pagando un derecho
sagrado
de vivir con locura,
buscando el delirio
como su único techo.

vuelan mariposas
y devoran mis únicos restos...
masa, entidad y figura
recopìlación innata
de un yo desfigurado,
cansado de buscarse
a sí mismo
dentro de escondites salvajes,
fraccionados,
que se abren lentamente
ante mí.
vuelan,
alejándose de mis apagadas ruinas
llevando consigo
mi esencia-sustancia,
todo lo que
de una manera equivocada,
fue.
y me quedo,
en completa soledad,
cenizas vencidas
después de arrebatos ardientes
que consumieron mi vida,
y permitieron
que enfrentara mi propio reflejo.
esa, sin cadenas,
la que soy yo
¡en libertad!