Sunday, October 21, 2007


En un breve desnudarse de la carne, me vi mujer, desafiando nuevamente, al ancho mar. Vanidad desenfrenada y con el mundo en mis entrañas, sentí, por vez primera, tu ausencia marcada en mi soledad. Sola con el mar, despojada de todo afecto, permití que el viento se deslizara sobre mis dunas de terciopelo, lentamente.

Tembló mi ser por entero, sintiendo tu aroma a hombre salado, escultor de mi cuerpo en tus redes eternas, al echar raíces que hicieron crecer mis ilusiones y mi vientre, único huésped de mi vida vacía…

El mar, siempre el mar… Misterio en azul que cautivó nuestras vidas. Alfa y omega… Principio y fin… Dualidad de mareas confusas, invadiendo nuestros límites.

A cara vista, invasión abrasadora de ondas seductoras; a cara oculta, sentimientos que se aferran a cada grano de arena que arrastran sin cesar, desgastando nuestros lechos y profundizando nuestras distancias.

Siempre supe que eras tú, el dueño de mis sueños prohibidos… Mi corazón herido abofeteó tus olas esa primera noche que nos vimos, traspasando la luna mi cuerpo, en las esquinas más oscuras de mis sueños; y reflejando sus rayos, en surcos profundos, conchillas de mar, deleitándose en su propia espuma…

No comments: